Resumen
En este artículo se habla del poder de los medios, de
sus problemas y, a la vez, de las posibilidades que pueden surgir de ellos para
fortificar una sociedad más justa y equitativa.
Palabras claves
Los medios son causa del enervamiento racional. |
Vivimos en tiempos fáciles y tiempos difíciles. Tiempos
donde nuestro país cada vez más está constreñido hacia una diminuta e inválida
idea que es la del adormecimiento, letárgico y somnoliento juego mediático. Es decir,
envueltos en las actitudes pasivas que nos originan los medios con sus
devastadores programaciones. Frente a ésta también existe una posibilidad de
reconvertirlo, de buscar mecanismos que contribuyan al mejoramiento de sus emisiones,
que puedan manifestarse y a la vez exigir que La comunicación no es solo
embrutecer las memorias de la gente, sino que la comunicación es más compleja
donde se percate la expresión del receptor, que salgan a la luz sus juicios,
sus opiniones, sus críticas. Todo aquello que lo dignifique como un ser humano,
parte integrada de la sociedad. Todo esto como un derecho comunicativo que le
permita afirmarse dentro de la ciudadanía y comprender a la vez su rol y su
función en ésta.
LOS MEDIOS Y LA POBLACIÓN
Si bien en la sociedad actual la revolución multimedia
ha generado una gigantesca ola que atraviesa los continentes y que en instantes
un individuo puede informarse de lo que ocurrió en cualquier parte del mundo,
también digamos que tiene sus deficiencias y defectos. Pues dentro de ella se
establecen normas que propician la unidireccionalidad de sus perspectivas. Es
decir, sacan a relucir lo que les conviene como empresa y no vislumbran muchas
veces todo aquello que atente contra su reputación y su manera de actuar. Es
muy visto en todo Latinoamérica. Pero el Perú en las últimas décadas es el núcleo
al que hay que desentrañar para analizar el mal y tratar de curarlo.
Sabemos que la podredumbre mediática nacional empezó con
el fujimontesinismo, quienes pretendían y lo lograron condicionar a una gran
cantidad de medios para desde allí convertirse en fachada que adormitara al
pueblo y no enterarse de las inmundicias que hacían. El pueblo sucumbió ante
tal bajeza, ya que su baja condición de pensamiento reflexivo no aportó para
obstaculizar e impedir tal propósito abyecto. El mal de esos tiempos ha
repercutido hoy de una manera más civilizada pero con la misma careta.
Hoy en día el papel de los medios peruanos radica en
una especie de complicidad poderosa. Bien es cierto que son el poder mediático
los que ejercen más influencia que los poderes centrales del Estado. Son ellos
los que determinan qué se hace o no en temas de conflicto y soluciones con
poblaciones levantadas. Piensan tener los mecanismos necesarios en
complementariedad con los gobernantes a la solución de los problemas. Alientan
las decisiones centralistas. No confrontan la forma dialogante. El “Baguazo”,
el “Moqueguazo”, el Proyecto Conga y muchos más conflictos sociales muestran su
papel protagonista que es indignante ante los ojos de los peruanos.
Confabulado a todo lo mencionado, se tiene que
vislumbrar y radiografiar el protagonismo adquirido en la TV y la radio.
McLuhan consideraba que la televisión intensificaría al
máximo la responsabilidad del género humano. Esto es la ilusión de un invento
que al principio tiende a cambiar positivamente el mundo. Pero vemos que la realidad
es lo contrario, más bien irresponsable. La TV se ha convertido en un
instrumento adormecedor, banalizado, animalista, sin armas de convicciones que
puedan crear crítica, opiniones, sobre lo que se observa. No transmite lo
esencial para desarrollarnos como humanos. Apela al facilismo, al sexualismo,
al protagonismo, etcétera, en sí, a la conversión en un homo videns.
Sumado a ello, las radios cumplen un simple papel, el
de brindar mayormente programas que diviertan a los escuchas. No generan tampoco
crítica y si ésta se da de inmediato es clausurada. Viven de la monotonía
musical y de la irreflexión de sus escuchas. Apelan a lo comercial, a lo
protagónico, a lo desinteresado.
En suma, la mediatización se ha convertido en
mandatización. Ya que no son ellos los que se ponen al medio y ven el panorama
desde los ángulos pueblo-gobierno. Más bien inducen a actuar de una forma
determinada como ellos lo establecen.
EL PODER DE CONCENTRACIÓN
La libertad de expresión es fundamental para que
funcione un régimen democrático, pero, al mismo tiempo, hay una
sobreconcentración de poder económico en los medios que hace que algunos de
ellos, en algunas circunstancias, tengan tal expresión de interés privados que
necesitarían balance. La sobreconcentración del dinero en los medios es una
forma de concentración, el empoderamiento que han adquirido los dueños de la TV,
la radio, los periódicos a través de empresas poderosas que esquematizan el
funcionamiento del gobierno. Entonces es así que los medios actúan de una forma
condicionada, y estos a su vez empujan a los gobernantes también de forma
similar. No cabe aquí la palabra fiscalización, ya que no existe en este
conjunto maquiavélico que menoscaba los elementos opinarios y críticos.
H.G. Wells, en su Outline of History y refiriéndose a los
fundadores de Estados Unidos dice que “los padres de América pensaron también
que solo tenían que dejar libre a la prensa y cada cual viviría en la luz. No
se dieron cuenta de que una prensa libre podía convertirse en una especie de
venalidad constitucional debido a sus relaciones con sus anunciantes”.
Eso es lo que ha pasado. Pues las
empresas se han aprovechado de su condición económica para delinear los caminos
que hay que seguir, todo en nombre de un sistema aplastante y avasallador
llamado neoliberalismo.
EL PODER DE
REGULACIÓN Y FISCALIZACION
Los multimedia nos informan de lo que los medios tradicionales no. |
Según Álvarez Rodrich, “los premios
que un gobernante puede dar a los periodistas es una constatación de relaciones
promiscuas entre prensa y poder, la cual
es inconveniente por la distancia indispensable que debe haber con el fin de no
mediar la independencia requerida para fiscalizar a la autoridad”. Más allá de
todo esto, que es sumamente importante, es necesaria también la participación
de las personas como fiscalizadores de los mismos medios. Pues debe haber ese
contrapoder mencionado por Ignacio Ramonet que avizora y radica en la misma
sociedad. “Pues los límites de los medios son sus audiencias. Son ellas las que
podrían hacer, y así lo han hecho en muchas ocasiones, que los medios estén a
su servicio en vez de en su contra. Son las audiencias, las sociedades mismas,
las que tendrían la posibilidad de llevar a la práctica la sugerencia de
Popper, y de tantos otros, de poner bajo control a los medios”.
Síntesis
conclusiva
En suma, los medios de
comunicación deben cumplir el papel fundamental de empezar a creer en la gente
y de verlas no como un aspecto comercial ni una cifra segmentada. Más bien
deben de ensanchar ese horizonte democrático de convivencia, pluralismo, de
responsabilidad social y de compromiso ético y estético para, de esta manera,
contribuir a una sociedad más estable y abierta.
http://www.larepublica.pe/01-05-2011/los-medios-deben-buscar-agresivamente-la-verdad
http://poderpolitico.info/2011/05/29/5375/
http://www.larepublica.pe/15-05-2011/un-medio-que-hace-propaganda-politica-dana-la-democracia
http://poderpolitico.info/2011/05/29/5375/
http://www.larepublica.pe/15-05-2011/un-medio-que-hace-propaganda-politica-dana-la-democracia
Referencias
ÁLVAREZ RODRICH, Augusto, Paquito a poco, artículo del diario “La
República”, 05 de julio de 2011.
HILDEBRANDT, César. Mi verdad a puño limpio, Revista “Domingo”,
29 de mayo de 2011.
OROZCO, Guillermo. Medios, audiencias y mediaciones, México,
1997.
SARTORI, Giovanni. Homo videns. La sociedad teledirigida. México,
1998.
VARGAS LLOSA, Mario. La civilización del espectáculo. Editorial
Alfaguara, Madrid, 2012.